Equidad
o calidad en la educación
En 1992, a través del
Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica y Normal, el
gobierno federal se comprometía a transferir los recursos educativos a los
estados. Esto con el propósito de que cada gobierno estatal elevara la calidad
y cobertura del servicio de educación.
La única entidad que no
recibió esta facultad fue el Distrito Federal, cuyo gobierno en ese entonces
todavía era un Departamento del gobierno federal (el Distrito Federal adquiere
el nivel de entidad federativa en 1996).
Sin embargo, con la
idea de concretar la descentralización educativa en todo el país y repartir los
recursos de una manera más equitativa, un grupo de legisladores ha propuesto
recientemente una iniciativa para modificar el artículo 122 constitucional, la
cuál, en caso de prosperar, reduciría las participaciones federales que le
corresponden a la Ciudad de México en materia de educación, y esta cantidad
sería repartida al resto de las entidades federativas.
El debate en torno a
esta iniciativa posiblemente continuará durante algún tiempo. Por ello, antes
de analizar a detalle la percepción de los mexicanos sobre este asunto, la
Encuesta Nacional Parametría realizó un primer acercamiento del tema con el
objetivo de tener una mejor perspectiva de los actuales acontecimientos y
contribuir a la discusión de este problema de política pública.
La
administración de los servicios educativos
Aún cuando la reforma
educativa de 1992 transfirió los servicios educativos a todos los estados
-excepto a la capital del país- sólo el 46% de las personas entrevistadas
considera que la educación debe ser administrada por los gobiernos estatales,
mientras que el 44% opina que debería estar en manos del gobierno federal. Este
dato es muy revelador y podría tener diversas implicaciones.
En primer lugar, y esta
es la explicación más probable, existe un gran desconocimiento de una parte
importante de la población acerca de quién administra los servicios educativos
actualmente. Si este fuera el caso, entonces esto significaría que los estados
no han hecho una suficiente difusión al respecto, y por consiguiente, muchos
ciudadanos pensarán que los logros o fracasos obtenidos en este rubro en sus
estados son consecuencia del buen o mal desempeño del gobierno federal y no de
las acciones emprendidas por los gobiernos locales.
De hecho, por
investigación realizada por Parametría, una de las áreas mejor evaluadas de la
administración foxista tiene que ver precisamente con la educación.
Una explicación
alternativa a este resultado, es que si poco menos de la mitad de los mexicanos
cree que la educación tendría que ser responsabilidad del gobierno federal,
esto es porque probablemente muchas personas no han visto una mejoría notable
en la calidad de la educación en sus estados durante los últimos años y debido
a esto aún se piensa que se está trabajando con el sistema anterior.
Incluso una situación
más extrema podría ser que la calidad educativa haya disminuido en algunas
entidades y exista cierto interés en regresar al esquema de una educación centralizada.
La
calidad de los servicios educativos
El propósito de la
descentralización educativa llevada a cabo en 1992, tenía como fin elevar la
calidad y cobertura del servicio de educación, según la versión oficial. Aunque
hay quienes señalan que la verdadera intención de esta reforma era reducir el
poder del sindicato.
Si se toma como cierta
la versión oficial, entonces ¿cómo percibe la gente el nivel de los servicios
educativos en sus estados versus los ofrecidos en el Distrito Federal?, o en
otras palabras, ¿la educación bajo las administraciones estatales es mejor que
la brindada en la capital del país, cuyo responsable es el gobierno federal?
Los resultados de la
encuesta de Parametría muestran opiniones divididas. El 34% señala que la
educación en el resto de los estados es mejor que en la Ciudad de México, esta
proporción se hubiera esperado que fuera mayor luego de 12 años de haberse
efectuado la reforma, sin embargo, resalta que la diferencia con aquellos que
dicen que es peor (28%) no es tan amplia. El 24% comenta que es igual y hay un
14% que no tiene posición al respecto.
Nuevamente la
interpretación de esta información puede tener varias implicaciones, las cuáles
dependerán en cierta forma de dos factores: 1) en dónde estaban ubicados los
estados en materia educativa en relación al Distrito Federal antes de 1992 y,
2) si el tiempo transcurrido a partir de la reforma es suficiente o no para
haber alcanzando o superado a la ciudad de México en la calidad de los
servicios educativos.
Lo cierto es que partir
de estos datos no se puede determinar con precisión el éxito o fracaso de la
reforma, quizá una mejor manera de hacer esta evaluación es comparando dentro
de cada entidad federativa la situación de la educación ex ante y ex post a este
evento.
Equidad
educativa
Es indudable que el
Distrito Federal recibe un trato diferente en materia educativa en relación a
los demás estados del país por estar así establecido en la ley. Y esta
diferencia radica fundamentalmente en que al no hacerse cargo el gobierno de la
ciudad de sus servicios educativos, la federación tiene que financiar el 100%
de este gasto, y por lo tanto el gobierno del Distrito Federal no se ve
obligado a destinar parte de sus participaciones a la educación como lo hacen
otras entidades.
De ahí que uno de los
elementos que midió la encuesta Nacional Parametría fue si la capital del país
debe o no administrar sus propios servicios educativos como sucede con el resto
de los estados. Y ocho de cada diez personas entrevistadas piensan que sí debería
hacerlo. El 11% dice que no y un 10% no tiene opinión al respecto.
La consideración de los
demás elementos, tales como si el gobierno de la ciudad debe o no contribuir al
gasto educativo o si la gente está de acuerdo o no en que se le quiten recursos
al Distrito Federal para repartirlos al resto de los estados, entre otros más,
serán explorados en una posterior medición.
Conclusiones
Hasta el momento, el
debate sobre la educación se ha centrado más en la equidad de los recursos
educativos que en la calidad de los servicios educativos. Esta situación llama
la atención porque el primer elemento a evaluar en toda esta discusión debería
ser si se han logrado o no los objetivos que se pretendían con la reforma de
1992. Y aunque a partir de la información presentada en la encuesta de
Parametría no se puede determinar con precisión el éxito o fracaso de la
descentralización educativa, los datos parecen indicar que no se han obtenido
los resultados que se esperaban en todos los estados.
Lo que sí se sabe es
que a nivel agregado, el país no sale muy bien evaluado por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en muchas variables
educativas, y no se ve cómo podría darse una mejoría en la educación a través
de esta nueva reforma que se busca.
El trato equitativo en
materia educativa para todos los estados es algo sano y justo por el que bien
vale la pena debatir, pero ojalá nuestros legisladores también puedan agregarle
a este asunto de la equidad un toque de calidad, que mucha falta le hace al
país.
NOTA METODOLÓGICA.
Estudio: Encuestas en vivienda. Representatividad: Nacional. Número de
entrevistas: 960. Nivel de confianza estadística: 95%. Margen de error: (+/-)
3.2%. Diseño y análisis: Parametría SA de CV. Método de muestreo: Aleatorio
sistemático con probabilidad proporcional al tamaño. Unidad de muestreo: Las
secciones electorales reportadas por el IFE. Fecha de levantamiento: Encuesta
Nacional Parametría_BCP: del 10 al 13 de septiembre de 2004.
http://www.parametria.com.mx/DetalleEstudio.php?E=17
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